martes, 21 de agosto de 2007

Instigación publicitaria

-¿Qué le pusiste a la comida? –le pregunta atragantado el esposo a la mujer.

Es fácil. Deslizar un poquito de alguna sustancia venenosa en la comida y ya está. Sin llegar a tales extremos, se podría tomar una pequeña venganza e incorporar un laxante. Pero vamos, no lo expliciten en la radio. Y todo porque el esposo no quiso comprar el baño nuevo de Bosch (o la losa de la cocina, no me acuerdo). Un trabajo fino de instigación subliminal: dirigirse al subconsciente en una publicidad de mañana. Y sí, la publicidad no existe sólo para vender.

No hay comentarios.: