miércoles, 18 de diciembre de 2013

Oda a la luna

Luna llena en Santiago.

Luna llena, iluminas el cielo con talante azul soberbio.
Directora de brillantes altibajos, orquestas el firmamento,
acomodas estrellas en caminos pentagramados,
artista inspirada en melodía infinita,
reservada para los oídos de tu Creador y sus ángeles.

La noche es tu bóveda, que circulas a tu tiempo y antojo,
te vistes inmensa con visos anaranjados, chapoteando en el horizonte,
te subes blanca y vertical, marcando una senda angelical con la tierra,
y encantas nuestras almas en las horas nocturnas.

¿Quién dijo que eres más pequeña que las estrellas?
Te ríes de los mortales porque te vemos como la más grande y luminosa,
reina nocturna del firmamento, que inspiras a los románticos
e hipnotizas a los científicos.

Te alimentas del oxígeno, mientras embraveces las mareas,
que a tu compás invaden la superficie, en amor inalcanzable
que vuelve a empezar cada noche una y otra vez.
Luna llena, cabalgas la noche a tu antojo, seguida de tu ejército fiel titilante,
belleza de encuadre cósmico para descansar hasta el infinito. 

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